Fue pintor, grabador y muralista.
Estuvo, como pocos, ligado profundamente a su ambiente, a la vida cotidiana de donde era.
Pintó el trabajo del hombre común de su época, las calles del hombre común, los cielos de esos hombres.
En esta Argentina descolorida y sin trabajo, sus obras resultan un canto al trabajo a través de un uso prodigioso del color. Ese mismo color que finalmente desbordó el marco necesariamente limitado de sus obras y se volcó sobre todo el barrio de la Boca.
No tuvo una educación formal en artes sino que fue autodidacta. Usó como principal instrumento de trabajo la espátula en lugar del tradicional pincel.
Falleció en Buenos Aires el 28 de Enero de 1977.
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